viernes, 9 de enero de 2009

Un ejemplo de como el inicio y el siglo XX se retroalimentaron





Ya sea como una reivindicación, como una búsqueda estética o simplemente como una forma de ruptura con lo establecido, el arte del pasado siglo XX se retroalimentó de las formas de arte primitivas, aquí una breve comparación entre la famosa Venus de Willendorf con La Mujer Cuchara de Alberto Giacometti que realicé el año pasado:


VENUS DE WILLENDORF: (Naturhistorisches Museum, Viena)

Escultura de bulto que representa la figura de una mujer desnuda, de 11,1 centímetros de alto. Puede muy bien darse el caso de que la talla, que fue presumiblemente hecho con herramientas de sílex esculpida en piedra caliza monolítica, pintada con ocre rojo. Parece ser una representación sintética, no realista, ya que su abdomen, vulva, nalgas y mamas son extremadamente voluminosos (esteatopigia). Los brazos, muy frágiles y casi imperceptibles, se doblan sobre los senos; y no tiene una cara visible, estando su cabeza cubierta de lo que pueden ser trenzas, un tipo de peinado o una capucha. Aunque posee piernas, los pies no han sido representados (o se han perdido), terminando la escultura a la altura de los tobillos. Los pies de la estatua no están esculpidos de forma que se mantenga en pie por sí misma. Se estima que se han creado entre el 24000 aC-22000aC.

ACERCA DEL NOMBRE “VENUS”

Ella fue originalmente apodada la poire - "la pera" - a cuenta de su forma. Por Piette, el nombre "Venus" puede haber llegado a la mente en este caso particular, debido a la enfática tratamiento de los labios de la vulva y los prominentes, ligeramente protuberante zona púbica, que él con gusto se refiere como "Le Mont de Vénus" - el montículo de Venus (o mons pubis). "Venus" se ha convertido en el término colectivo utilizado para identificar todos los obesos Paleolítico estatuillas de la mujer. La ironía de identificación de estas figuras como "Venus" gratamente satisfecho ciertas suposiciones en el momento acerca de los primitivos, acerca de la mujer, y sobre el sabor. Venus, por supuesto, era la diosa clásica de amor sexual y la belleza. El comienzo de "historia" - el paso de la prehistoria a la histórica, un paso marcado por el advenimiento de la escritura - también marca para algunos el paso de la primitiva a la civilizada La figura ilustra muy bien el contraste. Su abultamiento, bulbosa cuerpo, grandes senos, amplio abdomen, vulva y sin hendidura manifiesto, incivilizado, "primitivos" sabor. Asimismo, exposiciones, de manera que sean atractivos a la vez (para la mayoría de las mujeres, tal vez) y amenazan (a la mayoría de los hombres, tal vez), un físico y sexual libre que parece sin límites, sin restricciones de los tabúes culturales y convenciones sociales. Ella es una imagen de "natural" femenina, desinhibido del poder femenino, que "la civilización", en la figura de la Venus clásica, más tarde trató de reducir y poner bajo control. Para identificar la figura de Willendorf como "Venus", entonces, era un rico, masculino broma que claramente vinculado la primitiva y la hembra con el incivilizado y, al mismo tiempo, a través de contraste implícito con la clásica Venus, sirvió de ejemplo para tranquilizar a la cultura patriarcal de la medida en que las mujeres y la sexualidad femenina ha sido superar de manera efectiva subyugados por la que predominan los hombres en un proceso civilizador.

ACERCA DE LA DIOSA MADRE Y LOS RITOS DE FERTILIDAD

En este contexto de ideas que los arqueólogos que trabajan en los finales del siglo 19 y comienzos del siglo 20 vio la recientemente descubierta Paleolítico "Venus", y que permite una interpretación de ellos como representaciones de la Diosa Madre.

A pesar de la falta de pruebas, más allá de la apariencia de la figuritas, griego antiguo cosmogonías, y la falsa relación mucho más tarde con las prácticas tribales, numerosos estudiosos han consideró, no obstante, libertad para ampliar la idea de una Tierra, Diosa Madre o Diosa en el pasado prehistórico y afirmar que la edad de piedra pueblos habían creído en ella como una deidad universal.. Otros estudiosos, sin embargo, han rechazado estas ideas como base para la interpretación y han señalado, por ejemplo, la falta de signos evidentes de la divinidad en las figuritas. But, again, lacking written documentation these claims either way are difficult to support or refute. Pero, de nuevo, al carecer de documentación por escrito las reclamaciones en ambos sentidos son difíciles de apoyar o refutar.

Aunque el paradigma de la "Venus" de Willendorf como Diosa Madre persiste, en los últimos años la figura también ha sido interpretado como capaces de funcionar en un contexto más ginecológico, tal vez servir como un amuleto o el encanto de algún tipo para las mujeres en relación con la fertilidad. En el momento de su descubrimiento, la estatuilla mostró rastros de pigmento de color rojo ocre, que ha sido pensado para simbolizar, o servir como un sustituto de la sangre menstrual de la mujer como un dador de vida el agente, como es el caso de las tradiciones más tarde. El énfasis dado a la "Venus" de Willendorf de la vulva y la posibilidad de que el rojo ocre sirvió como sustituto de sangre indican que la figura puede haber servido para algo en relación con la menstruación femenina. Si la "Venus" de Willendorf fue hecho para funcionar dentro de este tipo de contexto, se pondría a la figura énfasis en el ámbito de la hembra.. Esto aumentaría la posibilidad de que no fue tallado por un hombre, sino por una mujer.


LA MUJER CUCHARA: (femme cuiller, 1927) Escultura de bulto de Bronce 143,8 x 51,4 x 21,6 cm, modelada en bronce (Alberto Giacometti Foundation, Zurich).

El símbolo femenino de la cuchara se afirma desde la escultura-tótem.

Giacometti se trasladó de su nativa Suiza a París en 1922 para proseguir sus estudios de arte y rápidamente llegó bajo la influencia de diversos movimientos de vanguardia. La Mujer Cuchara, la más grande y totémicos de sus primeras esculturas, muestra claramente estos nuevos intereses. La figura del jefe de bloque, el pecho, pies y reflejan la geometría del cubismo. El gran cóncavo abdomen parece derivar de África la figura de una cuchara . Y el tema de la fertilidad y la sexualidad, expresada principalmente por el cóncavo, como útero, debe mucho a la iconografía surrealista. La figura se convirtió conocida popularmente como "Mujer Cuchara" a partir del momento de su primera exposición en 1927, Giacometti, pero siempre prefirió el título más general de Femme Large (Mujer Grande).


La figura representa en le nivel expresivo de la síntesis, una figura femenina cuya parte más destacada son las caderas y abdomen en forma cóncava dando la sensación de cuchara remarcando de esa manera el carácter femenino de la representación, en tanto amplitud de la caderas y forma abovedada del vientre entendido como símbolo de su genitalidad y su capacidad reproductora. El resto del cuerpo carece de importancia con respecto al abdomen, la cabeza apenas se representa al igual que las extremidades superiores e inferiores que, geometrizadas, se reconocen. El hecho de que la figura sea de grandes dimensiones, que se sostenga por si misma, obliga al espectador a contemplarla desde diferentes puntos de vista, de perfil por ejemplo se identifica una silueta femenina, en la que se reconoce el busto y la cintura.

Si tomamos los conceptos de autonomía del artista, de la obra-objeto y del lenguaje expresados por Ocampo, podemos encuadrar la obra de Giacometti.

En el primer concepto, al investigadora marca como punto de inflexión al renacimiento puesto que en dicho periodo “el artista conforma una clase de trabajadores intelectuales libres, económica y socialmente reconocida” como respuesta a la agremiación artesanal instalada en la Edad Media. Tanto en el Renacimiento como en el advenimiento de las Vanguardias del siglo XX la figura del artista que es capaz de crear imágenes que le son propias, más allá de qué éstas sean naturalistas, abstractas o sintéticas.

“Los objetos sólo alcanzan su status artístico cuando han sido despojados de toda utilidad, cuando yacen en el museo dedicados a ser contemplados en un puro ejercicio de las formas” afirma la investigadora argentina y a partir de esta aseveración, entre otras, se puede hacer una primera pregunta ¿Tanto la obra elegida de Giacometti como la Venus de Willendorf pueden ser consideradas obras de arte según estos parámetros? En principio, si bien la primera se inspira en el arte totémico africano y reproduce en forma sintética una figura antropomorfa femenina, es una obra que cumple con la premisa planteada por la autora en tanto, forma descontextualizada pensada para ser contemplada en un museo como fenómeno autónomo de resto de las actividades humanas; mientras que, la segunda se considera que fue una suerte de amuleto con valor telúrico- religioso que carecía de valoración fuera de su contexto original.

En términos de Ocampo la Venus forma parte de una práctica estética que “no se ha constituido en un reino de valores propios sino que está inmersa, entretejida, íntimamente relacionada con el saber y la práctica total de determinada comunidad. Es decir, está imbricada.” Y asegura más adelante: “las prácticas estéticas imbricadas no se han separado de un Todo cosmológicos en el que el Hombre, la Naturaleza y los Dioses forman una unidad que debe se mantenida a toda costa, proceso del que no es ajena la práctica estética”.

Si tomamos los conceptos de autonomía del artista, de la obra-objeto y del lenguaje expresados por Ocampo, podemos encuadrar la obra de Giacometti.

En el primer concepto, al investigadora marca como punto de inflexión al renacimiento puesto que en dicho periodo “el artista conforma una clase de trabajadores intelectuales libres, económica y socialmente reconocida” como respuesta a la agremiación artesanal instalada en la Edad Media. Tanto en el Renacimiento como en el advenimiento de las Vanguardias del siglo XX la figura del artista que es capaz de crear imágenes que le son propias, más allá de qué éstas sean naturalistas, abstractas o sintéticas.

Si tenemos en cuenta el concepto de autonomía de la obra-objeto contempla “El establecimiento de un circuito de producción, distribución y venta de objetos fácilmente transportables y unitarios en sí mismos” de esta manera, “cuadros y esculturas son ya acabadamente un microcosmos” la Mujer Cuchara cumple con todas estas características en tanto objeto con un determinado valor económico que fue vendido y trasladado a varios museos hasta llegar a su lugar final, además de que funciona como obra de arte independientemente del lugar donde habite.

Asimismo, en cuanto al concepto de autonomía del lenguaje, la Femme Cuiller, como toda obra de Vanguardia (toma elementos del cubismo, del surrealismo y de los totems africanos) pertenece al lenguaje propiamente artístico en términos, por ejemplo de Malevitch en su Manifiesto Suprematista, en la que la verdadera fuente del arte es la sensibilidad pura “totalmente independiente del ámbito en el cual surgió”.

Por último, en el siguiente testimonio de Alberto Giacometti en sus escritos se rebela la necesidad del escultor de llegar a una verdad velada por los sentidos y su eterna búsqueda en el camino de la representación y su subjetividad son fundamentales: “Es como si la realidad siempre se hallara detrás de la cortina que arrancamos (…) pues aún hay otra (…) una y otra vez nos queda otra. No obstante, tengo la impresión, o quizá la ilusión, de que voy haciendo progresos día a día. Eso me impulsa, como si realmente fuera a ser posible comprender la esencia del mundo. Así continuamos nuestro camino, a sabiendas de que cuanto más nos aproximamos a la ‘cosa’, más se aleja ésta de nosotros. La distancia que hay entre mí y el modelo aumenta continuamente; cuanto más nos aproximamos, tanto más se aleja la ‘cosa’ de nosotros. Es una búsqueda sin fin."



jueves, 3 de abril de 2008

HOLA

Hay gente que odia las despedidas: las considera tristes, lacrimógenas y dolorosas.Por mi parte, las depedidas no son un tema que me preocupe demasiado (en realidad,pocos son los temas que me desvelan) sin embargo, las presentaciones son de las situaciones más estresantes que conozco: recuerden con atención momentos claves donde uno tiene que agradar a gente desconocida que por azar o por desidia se le cruzan a uno y ahí nomás tiene que presentarse: "Hola, soy fulana; odio el hip hop;soy de independiente; soy alérgica a la penicilina; no, no bailo, gracias;no me gustan la mortadela; sí, me molesta que fumes en mi cara, vivo en tal parte de la ciudad" Y así una serie de informaciones "sociales" que tenés que brindarle a tu interlocutor con la finalidad de tener un diálogo ameno,o simplemente conocerse porque van a cursar juntos todo un año, o porque está relacionado con alguien que ya conocés (y con quién tiempo atrás habías tenido tan insoportable conversación), o simplemente, porque querés terminar la velada sintiéndote "parte" de un grupo y no como la antisocial que siempre fuiste.
Es por ello, que esta presentación será un simple HOLA, sin esfuerzos, sin conversaciones "fáticas" y sin ganas de esperar del otro más que comente lo que quiera, o no, pero sobre todo sin la abrumadora obligación de tener que ser agradable...